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Desmitifiquemos, ya, la tarea y la profesión del psicólogo/psicóloga.
A menudo oímos frases como: “como tú eres psicóloga, lo tienes más fácil" o “¿como no te has dado cuenta si eres psicóloga?” o “no me leas la mente...”, y también darte cuenta que ciertas personas, por el hecho de ser psicóloga, se mantienen distantes.

Pués bien, antes que nada deciros que los psicólogos y psicólogas no hacemos milagros y, por supuesto, no leemos la mente. Somos personas tan perdidas y vulnerables como cualquiera. Somos humanos/as.

Así como una médica puede ponerse enferma, una psicóloga puede encontrarse en  un momento complicado, situaciones emocionales difíciles, tener problemas de adaptación... Nos enfadamos, sentimos triateza, rábia, miedo, lloramos... Porque SENTIMOS. Es de suponer, que tenemos más herramientas, información y estudios por lo que refiere a nuestra professión, claro que sí. Pero no somos una profesión, somos un ser con una personalidad y una historia como cualquier otro. Y, por lo tanto, fuera de la consulta funcionamos como madre, padre, pareja, hija o hijo, hermana o hermano, amiga... con los vínculos emocionales que esto conlleva.

Los humanos estamos en contínua evolución, la vida es un aprendizaje diario y como psicóloga puedo decir que desde que obrimos la consulta, ya hace más de 30 años, junto con mis compañeras, hemos evolucionado y aprendido muchísimo, personal y profesionalmente.

Como psicóloga escucho las inquietudes y situaciones de la vida de muchas personas, una ventana a la complejidad del ser humano. Personas que han decidido entrar, muchas veces con cierto miedo, en el profundo viaje hacia su mundo interior, el mundo del desarrollo personal.

Todos estamos marcados por las propias experiencias, por nuestros padres, nuestro carácter y nuestra carga genética. Y cuando digo todos, es todos; los psicólogos y psicólogas incluidos.
Cuantas más historias escucho, más consciente soy de que todos estamos en el mismo camino, todos somos viajeros en este viaje de la vida. Llevamos "mochilas" diferentes, sí; con más o menos peso, sí; pero todos tenemos una historia, y si somos capaces de desnudarnos emocionalmente nos daremos cuenta que no somos tan diferentes. Todos necesitamos que nos comprendan, que nos escuchen, que nos quieran...Todos tenemos miedo de mostrar nuestra vulnerabilidad.

Me gusta hablar desde mi experiencia. Cada vez más muestro mi vulnerabilidad, cada vez hay menos barrera, cada vez soy más YO. Tenemos que normalizar nuestras heridas emocionales, sacarnos el peso de la exigencia, compartir desde el amor.

Yo, como cualquier cliente, también estoy en proceso de aprendizaje, crecimiento personal, también tengo mis momentos difíciles. No soy ni más ni menos que ellos. Hay cosas que soy y no quiero ser, cosas que todavia no soy y quiero ser, y cosas que soy y todavia no sé... Esto es estar en proceso. Un proceso a veces bonito y a veces complicado, pero totalmente necesario para no quedarnos estancados. Un proceso que tendría que durar hasta el final. LA VIDA CAMBIA Y NOSOTROS TAMBIÉN DEBEMOS HACERLO. Esto es LA  ADAPTACIÓN, y sin adaptación no hay EVOLUCIÓN.

Espero que con este granito de arena pueda contribuir para desmitificar la tarea del psicólogo/psicóloga. También somos vulnerables!

Montse Icart

 

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